miércoles, 20 de agosto de 2008

Ferrol, la ciudad dormida (I)




Llevo viviendo en esta ciudad desde que nací, y desde que tengo recuerdos esta ciudad siempre ha estado en declive. Lo que más me llama la atención es que parece que a nadie le importe la situación por la que pasamos. La ciudad ha perdido más de 10000 habitantes respecto a sus buenos tiempos, cuando los astilleros funcionaban a todo ritmo y las instalaciones militares tenían mucha más importancia en la zona.


La ciudad va a bajar de los 75000 habitantes, lo que implicará menos ayuda económica para el ayuntamiento.


Pero ahora llega lo curioso de lo que está pasando en Ferrol, llevamos más de 5 años con la plaza de España en estado de abandono, pareciendo un ghetto del Bronx, se han gastado cantidades desorbitadas en proyectos que no se realizarán porque los políticos incompetentes no son capaces de arreglar el problema en que se han convertido esas obras.


Mientras el despilfarro continua, el barrio de la Magdalena (de gran valor histórico) se cae a trozos, el castillo de San Felipe está en malas condiciones para ser visitado (estancias con olor a orina, ausencias de pasamanos, zonas en estado de ruina), parques y zonas verdes completamente descuidadas y un largo etc. Me parece que con políticos así va a ser imposible hacer Patrimonio de la Humanidad a esta gran ciudad, mientras se preocupan más por renovar el coche del alcalde que por los verdaderos problemas que sufre la ciudad.


Creo que la gente no se manifiesta ni se queja porque ha perdido la esperanza y “es lo que hay” es la frase que más se escucha, mientras cruzamos los brazos y seguimos viendo como los proyectos como el puerto exterior se retrasan, viendo como un tren del siglo pasado nos une con otros lugares a velocidad de ciclomotor y nadie se manifiesta o protesta porque “es lo que hay”.


Las últimas muestras de disconformidad social se mostraron con la planta de gas de Mugardos, pero estas protestas llegaron tarde cuando esta instalación estaba operativa, mientras se estaba construyendo no se intentaron parar obras, ni hubo movilización alguna. Quizás los que promovieron estas movilizaciones tenían intereses más personales que preocuparse por la ría.


Yo animaría a los ciudadanos de Ferrol a moverse, quejarse de las injusticias que sufrimos, exigir lo que nos merecemos, que nos oigan en el ayuntamiento, que sepan todos y cada uno de los representantes políticos que lo están haciendo rematadamente mal, y que ninguno se merece nuestra confianza.


Que en la Xunta dejen de malgastar en ciudades de la cultura, normalizaciones lingüísticas y otras inutilidades e inviertan en I+D, apoyen a la juventud con sus proyectos y quizás así abandonemos el vagón de cola en el que siempre hemos estado.


Creo que la ciudad de Ferrol tiene una última oportunidad de salir de esta decadencia, pero si no empezamos a hacernos oír acabaremos por vivir en una ciudad fantasma.

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